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domingo, 2 de mayo de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
Escala en el Rosedal
Durante enero, a la tardecita, habrá un Ciclo de lecturas barriales (basado en la antología Escala 1:1). Un recorrido literario por los barrios porteños.
Será los sábados 16, 23 y 30 de enero a las 19.30 hs, en el Pabellón Argentino, montado especialmente para el año del Bicentenario en el parque 3 de Febrero (el Rosedal; Libertador al 3900, entre Oro y Godoy Cruz).
Autores de la antología Escala 1:1 (Editorial Entropía) leerán textos basados en un barrio a su elección, ya publicados y/o inéditos.
Este sábado 23 de enero: Sebastián Martínez Daniell (Nuñez), Leonardo Oyola (Bajo Flores) y Juan Terranova (Caballito).
Será los sábados 16, 23 y 30 de enero a las 19.30 hs, en el Pabellón Argentino, montado especialmente para el año del Bicentenario en el parque 3 de Febrero (el Rosedal; Libertador al 3900, entre Oro y Godoy Cruz).
Autores de la antología Escala 1:1 (Editorial Entropía) leerán textos basados en un barrio a su elección, ya publicados y/o inéditos.
Este sábado 23 de enero: Sebastián Martínez Daniell (Nuñez), Leonardo Oyola (Bajo Flores) y Juan Terranova (Caballito).
sábado, 29 de diciembre de 2007
domingo, 16 de diciembre de 2007
Vía No-Retornable
OJOS NUEVOS PARA LA LITERATURA
sobre Buenos Aires/ Escala 1:1
Antología (Editorial Entropía, 2007)
Por Nicolás Raúl Correa
Primero: Una antología que da cuenta de la mayor parte de los barrios de Buenos Aires es, efectivamente, un mapa que construye un recorrido y una multiplicidad de experiencias. Eso es la presente obra. Un compilado homogéneo que realiza el trabajo unánime de revitalizar la literatura. Y desde allí hacemos pie sobre la nueva escritura emergente que viene levantando polvo. Pero no es sólo eso. Es más.
Si avanzamos, parcialmente, desde la construcción de los personajes que plantea La calle de los maniquíes de Federico Levín, veremos que, casi como un calco, las experiencias se repetirán hasta el final de la antología, aunque con las sorpresas necesarias que puede darnos Oliverio Coelho en “Diario de Boedo”, o “Animetal” de Leonardo Oyola y hacia el final “Walter y el perro dos narices” de Juan Incardona. El resto de las obras cumplen y trazan la misma línea: Personajes que describen puntos y referencias a lugares ejemplares de Buenos Aires como Palermo, o Parque Patricios o Retiro, que en sí mismos son bastante meritorios por su tradición, para elevar al creador. Por eso he dicho que revitaliza la literatura, ese es el trabajo de estos jóvenes escritores, darle un nuevo sentido a lo cotidiano y a su vez, fuerza a nuevas generaciones. Lavarle la cara al entramado de historias que golpean lo cotidiano y habitual, despejar el campo para volver a barajar las posiciones de la realidad de los escritores.
Segundo: “First the First” diría Animetal. Lógicamente, es inevitable pensar que una antología supone riesgos inevitables. Riesgos económicos, seguramente. Riesgos de que muchos lectores huyan despavoridos, aunque no es el caso por dos motivos: El primero simplemente, por que no todos los escritores que participan de la obra son desconocidos y segundo, porque la lectura de uno de los cuentos, supone la necesidad de la lectura del próximo (y esto se observa en la calidad de los trabajos) por naturalidad, por sorpresa, por sentido ilativo, por mera curiosidad. Considerando el riesgo que supone realizar una antología, destacamos que esta viene a reivindicar el pensamiento que supone dicha recopilación y es en la unidad temática que propone, donde gana crédito. No se pierden los nombres porque sin ir más lejos, la temática misma, los ata a un recuerdo, a un barrio. Buenos Aires/ Escala 1:1, gana en todo el sentido de la palabra, porque aprovecha el total de sus páginas para resemantizar el recorrido de las maquinas, de los colectivos, ese recorrido que todos hacemos a diario o hicimos: Los barrios. No hay perdida.
Entrando en la cueva donde moran los textos que pronto añadiremos a nuestro inconsciente, cuando al pasar por Jean Jaures y Corrientes o por el Bajo Flores recordemos ese nombre que va a titilar y nos traiga a cuento una historia joven, de un joven escritor. Entrando en esa cueva, donde Leonardo Oyola nos recibe con “Animetal”, nos recibe y no deja que confundamos un Japonés con un koreano, porque es bien Koreano, allí el sentido de pertenencia es tan grande como la antología misma. El saber y la experiencia de los personajes llevan de la mano entre la realidad del barrio, entre las verdades que encierran los paraguayos y las otras vicisitudes de una noche cualquiera. Pero la pertenencia es insalvable. “Híbrida” dirán, porque el personaje es un Koreano, “No” podemos responder, porque lo que se renueva y resuelve es toda una imagen y una geografía.
Y una geografía es la que dará Oliverio Coelho en las andanzas por Boedo y la construcción que realizará en cada bar donde deposite su presencia. Porque en cada lugar donde se detiene esparce las entrañas de su ser y allí queda el creador. Es el autor que merodea las calles y con cierta nostalgia revive, a modo de diario personal, las hazañas de un andar lleno de vida. Es la nueva ciudad la que se descubre, la mítica que va a dar cuenta de sus rarezas y novedades.
Entonces, como una ráfaga, “La traición de Calubio” de Maximiliano Tomas, recordará las traiciones más añejas, más esperanzadoras, más redentoras. Es la traición de un hombre y de un problema que parece no tener solución pero encuentra su salida, indefectiblemente, en el áspero cruce con la memoria. Es la fuerza de lo impensable ante la humanidad de la inocencia, del joven que confía y muchas veces no premedita.
Tercero: Eso es nuestra antología Buenos Aires/ Escala 1:1. Los barrios por sus escritores, un acerbo de jóvenes promesas (y presentes realidades) que avanzan sobre un campo ya construido, ya prestablecido y quizá algo añejo, que pide a gritos se devuelva su inocente mirada. La lectura de la obra nos presta sus ojos nuevos y nos recuerda las sensaciones que se pueden tener, las nuevas miradas de nuestra geografía y de nuestra literatura.
Entonces, cuando lleguemos al final de las líneas, cada personaje tiene una historia real que quedará inmortalizada en los anales de un barrio, de unos nombres que se mezclarán para dar cuenta de una época y de que algo naciente se venía dando, algo que hoy, es presente. El escritor que es personaje y que es un barrio.
Cuarto: Una antología. Un barrio único. Ojos nuevos para la literatura
jueves, 8 de noviembre de 2007
Pinta tu aldea
Por Carolina Sborovsky
Desde hace un tiempo, la nueva generación de narradores denominados por la primera antología que los reunió como “la Joven Guardia” viene demostrando que la ficción porteña se renueva con auspiciosa vitalidad. A partir del suceso de esa primera selección, siguieron varias otras como la femenina Una terraza propia (Norma), la picante En Celo, sobre sexo, editada por Mondadori que acaba de sacar In Fraganti, a partir de resonados casos policiales argentinos. La consigna de Escala 1:1 (Entropía), esta vez, fue contar los barrios de Buenos Aires. Aquí la “Joven Guardia”, ya ampliada, dibuja un mapa literario, una travesía de veinticinco relatos alejados de cualquier guía turística. Fijados con la precisión del cronista atento, cada uno es una muestra de fidelidad a las calles tantas veces recorridas donde conviven la capacidad de observación, la sensibilidad para el ritmo y el desenfado para contar.
Entre toda la paleta, algunos textos son verdaderos hallazgos, como “Eleven”, de Natalia Moret, quien elude tics de chica sexualmente liberada y da una ingeniosa vuelta de tuerca a ese clisé; “Animetal”, el genial cuento en el que Leo Oyola crea un potente voz lumpen (e incluso la parodia) en una helada noche en el Bajo Flores; “Capacidad de adaptación”, un agudísimo micro- memoir de Sonia Budassi; “Autocine” del también actor Mariano Pensotti y “En la santería”, la filosa excursión a la sordidez barrial de Hernán Vanoli. La primera persona y las anécdotas casi mínimas en la mayoría de los relatos da a esta antología un tono bastante íntimo, en algunos casos nostálgico o de reflexión en voz alta que, junto con el estilo llano, directo y el leve cinismo para tratar ciertos temas caracterizan a esta nueva generación. Quizás otros relatos, menos afortunados, vuelvan algo despareja la calidad total de la colección, o de a momentos algunos (pocos) la vuelvan monocorde; sin embargo esa heterogeneidad, creemos, puede ser tomada como parte de la consigna y el riesgo de la antología.
La Buenos Aires que se dibuja es contradictoria, festiva, cruel y bestial. Heterogénea y fascinante, cada relato arma figuras caprichosas en el vertiginoso calidoscopio de nuestra urbe. Como advierte el escritor y compilador Juan Terranova: “Buenos Aires incluye tanques de agua teñidos de óxido, terrazas llenas de macetas, calles bien y mal iluminadas, parques reciclados, avenidas y edificios, personajes excéntricos y para cada uno de sus habitantes, la poética del recorrido privado. Además, sus aldeas, a las que llamamos barrios, generan sus historias y sus formas de desprecio y seducción”.
Publicado en el nro. de noviembre de Wicked BA.
Desde hace un tiempo, la nueva generación de narradores denominados por la primera antología que los reunió como “la Joven Guardia” viene demostrando que la ficción porteña se renueva con auspiciosa vitalidad. A partir del suceso de esa primera selección, siguieron varias otras como la femenina Una terraza propia (Norma), la picante En Celo, sobre sexo, editada por Mondadori que acaba de sacar In Fraganti, a partir de resonados casos policiales argentinos. La consigna de Escala 1:1 (Entropía), esta vez, fue contar los barrios de Buenos Aires. Aquí la “Joven Guardia”, ya ampliada, dibuja un mapa literario, una travesía de veinticinco relatos alejados de cualquier guía turística. Fijados con la precisión del cronista atento, cada uno es una muestra de fidelidad a las calles tantas veces recorridas donde conviven la capacidad de observación, la sensibilidad para el ritmo y el desenfado para contar.
Entre toda la paleta, algunos textos son verdaderos hallazgos, como “Eleven”, de Natalia Moret, quien elude tics de chica sexualmente liberada y da una ingeniosa vuelta de tuerca a ese clisé; “Animetal”, el genial cuento en el que Leo Oyola crea un potente voz lumpen (e incluso la parodia) en una helada noche en el Bajo Flores; “Capacidad de adaptación”, un agudísimo micro- memoir de Sonia Budassi; “Autocine” del también actor Mariano Pensotti y “En la santería”, la filosa excursión a la sordidez barrial de Hernán Vanoli. La primera persona y las anécdotas casi mínimas en la mayoría de los relatos da a esta antología un tono bastante íntimo, en algunos casos nostálgico o de reflexión en voz alta que, junto con el estilo llano, directo y el leve cinismo para tratar ciertos temas caracterizan a esta nueva generación. Quizás otros relatos, menos afortunados, vuelvan algo despareja la calidad total de la colección, o de a momentos algunos (pocos) la vuelvan monocorde; sin embargo esa heterogeneidad, creemos, puede ser tomada como parte de la consigna y el riesgo de la antología.
La Buenos Aires que se dibuja es contradictoria, festiva, cruel y bestial. Heterogénea y fascinante, cada relato arma figuras caprichosas en el vertiginoso calidoscopio de nuestra urbe. Como advierte el escritor y compilador Juan Terranova: “Buenos Aires incluye tanques de agua teñidos de óxido, terrazas llenas de macetas, calles bien y mal iluminadas, parques reciclados, avenidas y edificios, personajes excéntricos y para cada uno de sus habitantes, la poética del recorrido privado. Además, sus aldeas, a las que llamamos barrios, generan sus historias y sus formas de desprecio y seducción”.
Publicado en el nro. de noviembre de Wicked BA.
martes, 6 de noviembre de 2007
lunes, 5 de noviembre de 2007
Leones para corderos
jueves, 25 de octubre de 2007
Buenos Aires me mata
Editorial Entropía y FUNCEB invitan a
Buenos Aires
escala 1:1
en la FUNCEB
Jueves 25 de octubre / 19hs/ FUNCEB/ Esmeralda 969.
Buenos Aires
escala 1:1
en la FUNCEB
Jueves 25 de octubre / 19hs/ FUNCEB/ Esmeralda 969.
Leen Marina Mariasch, Iosi Havilio y Félix Bruzzone.
En su doble compromiso con el territorio y la narrativa, los relatos que integran Buenos Aires/ Escala 1:1 proponen la yuxtaposición de dos cartografías complementarias: aquella que busca representar un espacio y aquella que deriva en la invención de una literatura. El plano formal ofrece un recorrido geográfico por las calles de Buenos Aires, una travesía por sus barrios; o, si se prefiere, un dispositivo textual para reconfigurar el modo de interpretar una ciudad.
Cuentos, apuntes, diarios personales:
breves ficciones que dan cuenta –de forma explícita, oblicua o incluso decididamente abstracta– de ciertas particularidades urbanas, demográficas e idiosincrásicas. De manera simultánea, Buenos Aires/ Escala 1:1 va trazando una suerte de catastro de la narrativa argentina actual. Aunque es posible encontrar tradiciones, confluencias y discordancias en las piezas reunidas en esta antología, tanto en los estilos como en los abordajes, todos sus autores tienen –al menos– una similitud: nacieron después de 1968 y forman parte de una generación que ha comenzado a intervenir prolíficamente en el presente de las letras locales. Los mapas que resultan de estos relevamientos son, por supuesto, insuficientes. Felizmente, también son exhaustivos y reveladores.
Federico Levin / Funes / Leonardo Oyola /Washington Cucurto / Marina Mariasch / Oliverio Coelho / Violeta Gorodischer / Leonardo Longhi / Ignacio Molina / Cecilia Pavón / Alejandro Parisi / Iosi Havilio / Sebastián Martínez Daniell / Natalia Moret / Nicolás Mavrakis / Romina Paula / Mariano Pensotti / Félix Bruzzone / Joaquín Linne / Diego Grillo Trubba / Ricardo Romero / Sonia Budassi / Hernán Vanoli / Juan Incardona / Maximiliano Tomas
jueves, 18 de octubre de 2007
Haré una henki-dama

Las preguntas de Patricio Zunini para Hablando del Asunto. Y mis respuestas.
¿Cómo aparece el barrio en tu relato publicado en Buenos Aires Escala 1:1? ¿Es el escenario, un personaje más, apenas un ambiente que sirve de disparador?
En Animétal, el barrio coreano es motor absoluto de la historia. Mi narrador, Taekwondo, se mueve –por eso se refiere a su hogar como Koreatown- igual a un guía turístico de ese lugar y de ese después de hora cargado de fuerzas y leyendas urbanas. De ahí que la noche también sea protagonista. La noche, sí. Pero no cualquier noche: hablamos de la noche en Koreatown. Taekwondo bien podría ser algo así como el anfitrión de los “Cuentos de la Cripta” y Animétal uno de los infinitos episodios que se pueden llegar a dar en ese barrio. Taekwondo será hijo de coreanos y podrá hablar ese idioma pero ante todo es un vago del Bajo Flores; fanático del animé, del cine de super acción y de ir a recitales. Para financiar sus gastos y gustos el coreano chorea. Ahora bien no sabemos si sale de caño o hace dedo, si versea. Averiguarlo, definitivamente, sale más caro.
Muchos han hablado de Buenos Aires. Borges, Cortázar, Marechal, Castillo, cuántos otros. ¿En cuál de todas esas Buenos Aires te reconocés?
Siempre digo que si mi hijo, Ramón, quiere saber como era yo a los veinte va a encontrar una respuesta en los cuentos de Los Estantes Vacíos. Esos relatos de Molina son como un verso de los Abuelos de la Nada: patean por una ciudad vacía. Y lo que generan, lo que a mi personalmente me emocionan, va más allá del valor literario que tengan en sí y de cuanto me identifico con sus personajes y barrios. Me encanta su actitud unplugged. Rocker y elemental. Creo también reconocerme en el Palermo Viejo, escenario del libro de Alejandra Zina, Lo que se pierde, como así también en las crónicas de Laura Ramos en Buenos Aires me mata y Ciudad Paraíso. Pero al haberme criado en el conurbano bonaerense los que más pintan lo que viví son Pablo Ramos, Ariel Bermani y Sebastián Pandolfelli.
¿Cómo aparece el barrio en tu relato publicado en Buenos Aires Escala 1:1? ¿Es el escenario, un personaje más, apenas un ambiente que sirve de disparador?
En Animétal, el barrio coreano es motor absoluto de la historia. Mi narrador, Taekwondo, se mueve –por eso se refiere a su hogar como Koreatown- igual a un guía turístico de ese lugar y de ese después de hora cargado de fuerzas y leyendas urbanas. De ahí que la noche también sea protagonista. La noche, sí. Pero no cualquier noche: hablamos de la noche en Koreatown. Taekwondo bien podría ser algo así como el anfitrión de los “Cuentos de la Cripta” y Animétal uno de los infinitos episodios que se pueden llegar a dar en ese barrio. Taekwondo será hijo de coreanos y podrá hablar ese idioma pero ante todo es un vago del Bajo Flores; fanático del animé, del cine de super acción y de ir a recitales. Para financiar sus gastos y gustos el coreano chorea. Ahora bien no sabemos si sale de caño o hace dedo, si versea. Averiguarlo, definitivamente, sale más caro.
Muchos han hablado de Buenos Aires. Borges, Cortázar, Marechal, Castillo, cuántos otros. ¿En cuál de todas esas Buenos Aires te reconocés?
Siempre digo que si mi hijo, Ramón, quiere saber como era yo a los veinte va a encontrar una respuesta en los cuentos de Los Estantes Vacíos. Esos relatos de Molina son como un verso de los Abuelos de la Nada: patean por una ciudad vacía. Y lo que generan, lo que a mi personalmente me emocionan, va más allá del valor literario que tengan en sí y de cuanto me identifico con sus personajes y barrios. Me encanta su actitud unplugged. Rocker y elemental. Creo también reconocerme en el Palermo Viejo, escenario del libro de Alejandra Zina, Lo que se pierde, como así también en las crónicas de Laura Ramos en Buenos Aires me mata y Ciudad Paraíso. Pero al haberme criado en el conurbano bonaerense los que más pintan lo que viví son Pablo Ramos, Ariel Bermani y Sebastián Pandolfelli.
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