domingo, 31 de diciembre de 2006

Show en el Arpillera Cultural / Neuquén


Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; son las que se reunieron la noche de anoche, la noche anterior al fin de año 2006 para celebrar nuestros villancicos brutales.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; había en el Arpillera Cultural -de la siempre sonriente Diana- cuando el Arpillera Cultural, de ese sábado 30, fue nuestro.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es la cifra de una utopía coqueteando con la realidad, es el número del sueño de un poeta neuquino que jugó a la quiniela, y salió primero.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es lo que mide el abrazo, el cariño sincero, entre dos escritores, que –más allá de geografías- se reconocieron como seres de una misma especie.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es con lo que se paga un laburo en el que se puso todo para sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; no sé si decir que es lo que amortizamos por cada cosa que dejamos de hacer, que dejamos de lado, que nos perdemos, cuando nos ponemos a escribir.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; valen ese verso de “Magia/Veneno”, porque el recital de los Villancicos Vrutales es ver lo que se pedía, lo que podemos y lo que se queda en intento.
Y sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; fue lograr que lo que escribimos se corporice a través de sus propios autores y que trascendiera nuestra intimidad, nuestro circuito, fue abrir el círculo.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es lo que les deseo, es lo que nos deseo para el próximo año y los que vendrán. Eso, y que cada uno siga atendiendo su juego. Que sentemos el culo y sigamos escribiendo.Para después, salir a la arena, pisando fuerte, orgullosos de lo nuestro, para mostrarlo, para compartirlo, para hechizar, a un número que desde ahora siempre va a ser el de sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos.

sábado, 30 de diciembre de 2006

viernes, 29 de diciembre de 2006

sábado, 9 de diciembre de 2006

viernes, 8 de diciembre de 2006

Tacuba & la Gran Chuck Norris


*Status de la gata a partir de la fecha:
"Missing in action".
La concha de mi madre.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Pibes Nuevos

Revista Maxim de diciembre de 2006.
Texto: Federico Levín
Fotografía: Magalí Flaks

LEONARDO A. OYOLA
¿Quién es?
Leonardo A. Oyola nació en Capital Federal en 1973. Actualmente vive en Morón.
"Siete & el Tigre Harapiento" (Editorial Gárgola, 2005), obtuvo la tercera mención del Premio Clarín Alfaguara 2004. Permanecen inéditos sus relatos de "El Otro Far West" y su segunda novela, "Hacé que la noche venga". Participa del taller de Alberto Laiseca.
¿En serio escribe policiales?
Sí, y escribe policiales en serio, aunque el humor es una de sus armas letales.
¿Por qué hay que leerlo?
Es un caso atípico. Casi nadie escribe literatura de género en la actualidad, y él lo hace con muchísimo conocimiento, y amor por el género. Pero esto no lo hace sentir un outsider: "debe haber otros, tenemos que salir a buscarlos; y también a los de otro palo. A la ciencia ficción, es una vergüenza que no le haya entrado todavía a los que están haciendo ruido hace rato. Y espero con muchas ganas a quién acá patee el tablero con una novela de terror".
Usa un tono bastante oral, y no es casualidad: Oyola es un escritor que se lee y se escucha. Su última novela, Chamamé, la viene presentando capítulo a capítulo en diversas lecturas que se arman en Buenos Aires.
Es un autor 'accesible', en el sentido de que no hace falta ser un constante lector de literatura para disfrutarlo; tiene, por ejemplo, mucha influencia del cine. "El cine es falopa. Y yo un adicto. Considero que no podemos negarlo en nuestra formación como narradores. Yo le debo mucho a Sábados de Super Acción, Trasnoche Aurora Grundig y los tres Johnny –Carpenter, To & Woo-. Lo mismo a las series de televisión: verdaderos folletines del siglo veinte. Piensen en los capítulos dobles, en el siempre puteado "To be continued"
También escribe desde el cómic y la música, y le gusta jugar con los guiños y las referencias encriptadas a esos placeres mundanos (de hecho, los nombres de todos los capítulos de "Siete & el tigre harapiento" son títulos de canciones de Duran Duran). Muy divertido.
¿Qué onda la novela?
Además de ser un policial hecho y derecho - es atrapante y va eludiendo las hipótesis del lector con mucha cintura- es más que eso. Se desarrolla en la Buenos Aires de finales del siglo diecinueve y uno se siente ahí, en esas calles, con esa música. Capta la música. Ahí tenemos una banda de matones (La orquesta del gato cabezón), mujeres irresistibles y asesinadas, un inspector borracho y pornógrafo y decenas de policías corruptos. Más allá de la trama en sí, que es impecable, la novela se disfruta por las imágenes, los diálogos, el clima.
Un escritor para salir a buscar, en tu librería o bar amigo.
Para leer escuchando: "Alive III", Kiss.
Y Bebiendo: Ginebra con Ananá Fizz.