viernes, 31 de agosto de 2007
miércoles, 29 de agosto de 2007
¡Feliz cumpleaños, Ramón!
Extasis
todo el tiempo vivo en éxtasis
una forma de amor
un remedio de ser feliz
es para mí
todo el tiempo vivo en éxtasis
un misterio de amor
una forma de ser feliz.
Nunca me animé a decirte nada
nunca me animé a mostrar mi amor.
Nunca penetré en tu mirada.
Extasis
todo el mundo quiere éxtasis.
Un misterio de amor
una forma de ser feliz.
Resiste, yo se que existe amor en tu piel.
Resiste, yo se que existe amor en tu piel. Y
no voy a esperar
y no voy a correr
y no voy a ganar
y no voy a perder.
Soy un típico ser en la ruta del tentempié.
Charly García. La ruta del tentempié. (Parte de la religión 1987).
Monchi: papá está buscando una palabra para tener como llamarte.
todo el tiempo vivo en éxtasis
una forma de amor
un remedio de ser feliz
es para mí
todo el tiempo vivo en éxtasis
un misterio de amor
una forma de ser feliz.
Nunca me animé a decirte nada
nunca me animé a mostrar mi amor.
Nunca penetré en tu mirada.
Extasis
todo el mundo quiere éxtasis.
Un misterio de amor
una forma de ser feliz.
Resiste, yo se que existe amor en tu piel.
Resiste, yo se que existe amor en tu piel. Y
no voy a esperar
y no voy a correr
y no voy a ganar
y no voy a perder.
Soy un típico ser en la ruta del tentempié.
Charly García. La ruta del tentempié. (Parte de la religión 1987).
Monchi: papá está buscando una palabra para tener como llamarte.
martes, 21 de agosto de 2007
sábado, 18 de agosto de 2007
viernes, 17 de agosto de 2007
De un post en Plomo Negro
"Con prosa concisa y contundente, Leonardo Oyola, adaptó a forma de relato el séptimo capítulo de su novela Chamamé, recién publicada en España por la editorial Salto de página. Lo tituló Frentokis. Se lee en El interpretador.Pequeña crónica de una iniciación, consigue combinar una mirada infantil con otra, brutal, de vida hecha a los golpes.Espero que la novela se distribuya pronto en Argentina; suena bien la voz de Oyola".
Quien quiera que seas, gracias por leer.
Quien quiera que seas, gracias por leer.
jueves, 16 de agosto de 2007
Tatuajes contra el olvido
De una nota de Raúl Ripa para el diario El Libertador de la provincia de Corrientes.
martes, 14 de agosto de 2007
lunes, 13 de agosto de 2007
sábado, 4 de agosto de 2007
Una literatura tatuada en el cuerpo
Por Diego Erlan
“Nunca empiezan.
Explotan.
De una.
Así son mis sueños”.
“Nunca empiezan.
Explotan.
De una.
Así son mis sueños”.
Es el comienzo de Chamamé (Salto de Página, 2007), el libro de Leonardo Oyola (34) editado, por ahora, solo en España. Y esas palabras pueden ser los primeros sonidos de una batería o la sensación de disparar un arma. Chamamé es una novela policial vertiginosa en la que dos piratas del asfalto recorren las rutas de Misiones mientras intentan matarse. Y en tanto una banda sonora que va de Guns n’ Roses, Bon Jovi, Bruce Springsteen y Ciega, sordomuda de Shakira. Si Tarantino supiera de ella, ya tendría su próxima película.
Sus textos son un retrato de sus vivencias. Ex bibliotecario, Oyola, tercera mención del Premio Clarín de Novela 2004 con Siete & el Tigre Harapiento (Gárgola, 2005) todavía recuerda cuando perdió El muchacho de los helados, de Osvaldo Bossi, en un rancho de la villa cuando tuvo que salir a las apuradas porque el lugar se usaba para “un trabajito”. El universo de western (¿postcucurtiano, quizás?) de esta novela tal vez sea una visión de sus noches en el Jesse James, de Isidro Casanova, “un boliche alucinante” que es la reproducción de un pueblo del viejo oeste. Y son estos textos los que alguna noche de viernes, Oyola, junto a un guitarrista, lee en las fechas de El Quinteto de la Muerte, el grupo de lecturas que formó junto a Ricardo Romero. Funes, Ignacio Molina y Federico Levín.
En abril de este año, Salto de Página quería publicar Siete… en España, pero no pudieron arreglar y le preguntaron si tenía otra novela. Oyola les mandó dos. Ocho días después tenía la respuesta. Un mes más tarde, el libro estaba en las librerías españolas y formaba parte de la Colección Púrpura, que edita autores latinoamericanos inéditos en ese país. “Es el día de hoy que no les conozco las caras, que no nos dimos un apretón de manos, pero los tipos me cumplieron en todo lo que me prometieron”, dice Oyola sentado a la mesa de un bar. “Si Pablo y Daniel –los editores- me piden que les dé vuelta un patrullero yo tendría que preguntarles ¿con o sin patas negras adentro? Así es Oyola, que llegó a tatuarse “chamamé” en el pecho para obligarse a terminarla. El viernes se hará una calavera y la palabra Gólgota, el título que marcará la cuenta regresiva de su próxima novela.
Publicado en la columna Flora y Fauna de la revista Ñ.
Número 201. Página 5. Sábado 4 de agosto de 2007.
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