viernes, 7 de diciembre de 2007

Magic


“(…) Me acuerdo del nacimiento de mi hijo. Fue conmovedor. Uno de los pocos momentos en que experimenté un amor absoluto sin nada de miedo. Me asustaba olvidar ese momento, pero no sucedió nunca. El recuerdo de ese día y las posibilidades inherentes a cada momento duran para siempre. Entonces, en una buena noche, cuando la banda toca de verdad muy bien, hay un momento en que te volvés parte de un acto colectivo de la imaginación, y cuando te vas, algo de eso permanece con vos. Y podés activar esa sensación en cualquier momento que lo necesites (…)”.

Lo dijo el Jefe en una entrevista. Bien lo podría haber declarado uno. El 29 de agosto de 2005 en el que llegó Ramón es inolvidable. Aún hoy genera cosas. Lo mismo me pasa con recuerdos puntuales de los recitales que dimos con el Quinteto, las Velardas, los Villancicos Vrutales, el poblado de los Chicos Cabezones en Los Mudos, la presentación de In fraganti y lo que hacemos en el Mantis, en especial ese con Incardona y Bossi. Escribo Gólgota y me siento muy bien de poder hacerlo. Estoy en paz con quién soy yo. Ojalá esta novela me salga tan buena como el último disco de Springsteen.