A cinco años de la fallida adaptación cinematográfica de Ang Lee, el Goliat Esmeralda de la Marvel tiene su merecida revancha. Por Leonardo A. Oyola
El Increíble Hulk
* * * ½
Con Edward Norton, Liv Tyler, Tim Roth y William Hurt.
Dirigida por Louis Leterrier.
El Increíble Hulk
* * * ½
Con Edward Norton, Liv Tyler, Tim Roth y William Hurt.
Dirigida por Louis Leterrier.
Quizás sea el Batman de Tim Burton la excepción en la que un realizador pudo tomar a un ícono del cómic para adentrarlo de lleno en su imaginario con resultados superlativos como lo fue en Batman Vuelve. Sam Raimi también lo logra en Spiderman 2. Sobre todo en la escena del quirófano con el Doctor Octopus despachándose a media docena de cirujanos. Si se recorre con atención la filmografía de Ang Lee, uno entiendo muy bien que fue lo que sedujo al director de Secreto en la montaña a la hora de embarcarse en una adaptación cinematográfica de un superhéroe tan popular. Pero más allá de las piruetas del split screen para lograr un look de viñetas en la pantalla grande, de los esfuerzos de Eric Bana o de la locura desaforada de Nick Nolte, el Hulk del 2003 no tenía vida. Había una fuerte apuesta por lo dramático, sí. Pero no lograba emoción. De ahí que los espectadores le bajaran el pulgar, fueran o no fanáticos del personaje.Cuando los productores decidieron reflotar la franquicia -si bien no la tuvieron tan difícil como los de Batman después del desastre de las películas de Schumacher- apostaron sobre seguro. Nada de redefinir escenarios y personajes como lo hizo Christopher Nolan con el Caballero Nocturno. Fueron a lo que nos es conocido, nos gusta y, por ende, funciona.
Louis Leterrier nació a comienzos de la década del 70. Creció con el Hulk televisivo. Lo conoce a pleno. Lo mamó. Lo idolatró. Y eso se ve en la pantalla. La secuencia de títulos es un claro homenaje a la serie. Como el Dr. Banner de Edward Norton cuando hace zapping y se detiene a ver Buscando novia a papá, otro de los hits televisivos de Bill Bixby –el Banner de la serie-. Y la cosa no termina solo ahí: Lou Ferrigno poniéndole la voz a la criatura y el cuerpo a un guardia de seguridad, un estudiante de periodismo de nombre Jack McGee, la camisa a cuadros rojas, la transformación y el combate en la quinta avenida, el Dr Banner con el bolsito al hombro haciendo dedo mientras suena ese pianito triste. El realizador de Danny the dog –la película que le dio luz verde como director para resucitar al Goliat Esmeralda de la Marvel- no apela a la nostalgia pero tampoco la descuida. He ahí su mérito. Porque el Increíble Hulk tendrá horda de fanáticos comprando cómics pero si es conocido en todo el mundo es por la serie. Y el guión no descuida ninguno de estos frentes.
El producto para la TV craneado por Kenneth Johnson siguió el esquema asegurado de otros éxitos como El fugitivo o Kung Fu: el del hombre que huye de la justicia y que en su andar de pueblo en pueblo se ve involucrado en problemas a resolver. Por una cuestión presupuestaria, se dejó de lado toda referencia militar, pilar insoslayable de la creación de Stan Lee en plena Guerra Fría. La película en este caso trae lo mejor de los dos mundos, trasladándonos hasta Brasil donde el Dr. Banner se encuentra oculto en una favela buscando la cura de su mal hasta que es descubierto por sus perseguidores. De ahí, directo a los bifes: por eso el tan promocionado cabreo de Norton ya que fueron eliminadas todas las escenas del trabajo de Banner con el psiquiatra, de las que se pueden ver partes en el trailer. Los productores siempre sin olvidar a Ang Lee abanderaron lo de Hulk... ¡aplasta! Y punto. Que tanto rollo. Cabe destacar los guiños a personajes e íconos de la saga como la aparición de El Líder o los emblemáticos pantalones violetas; además de la actuación y el agiornamiento del Emil Blonsky de Tim Roth, la temible Abominación, contrapartida rusa del Hulk durante el reinado del equilibrio del terror, que en la película de Leterrier es un mercenario experto al que el cuerpo ya le va pasando factura; un soldado de fortuna que no se quiere jubilar. La irrupción del Tony Stark de Robert Downey Jr. no solo garantiza segundas partes de las exitosas Iron Man y El Incredible Hulk sino que promete una película de los Avengers que no podría tener otro guión que la de los Ultimates.