Una huelga de obreros que frena la construcción de la línea D de subterráneos es el disparador; el Buenos Aires de 1939 el escenario; el jazz la banda de sonido. Un linyera con aire de nobleza; un ingeniero; un cura que, cual Clint Eastwood con sotana, exorciza demonios a balazos y un cheff oriental y prófugo son los encargados de resolver una misteriosa y cruenta cadena de asesinatos. Leonardo Oyola cruza el policial negro, con el relato fantástico, el western y la novela histórica para presentarnos una de las más ingeniosas del momento.
La nota completa de Damián Blas Vives para Evaristo Cultural, pinchando acá.