¿Cómo sos como lector?
Cabezón. Aunque me cueste engancharme siempre termino el libro. No puedo leer dos novelas al mismo tiempo. Siempre le soy fiel a una sola. A lo sumo la intercalo con cuentos, cómics o notas de revistas.
¿Dónde y cómo lees?
Habitualmente leo en el living de mi casa. También en la cama. Dos o tres veces por semana se da la coincidencia de que podemos compartir el espacio de lectura con mi mujer. Cada uno enfrascado en sus respectivos libros. Disfruto mucho de esos momentos. Y desde siempre leo mucho en el tren y en las estaciones mientras lo espero. Ahora que vivo en Capital también en los subtes. Y en las colas cuando estoy haciendo trámites.
¿Qué libros tenés en tu mesa de luz?
Lo que estoy leyendo en el momento y los más cercanos en lista de espera. Ahora estoy con La novela luminosa de Mario Levrero, el tomo que le dedicó la biblioteca Clarín de la historieta a Superman y la Inrockuptibles de enero. Y en pole position tengo a Charles Atlas también muere y Pandora en el Congo.
¿Qué lecturas y escritores te constituyeron como escritor?
La pluma y la espada de Alejandro Dumas, los misterios de Sir Arthur Conan Doyle, los piratas de Emilio Salgari y los monstruos de Ryder Haggard son los que me iniciaron. Un flash la Naranja Mecánica de Anthony Burguess, las Crónicas Marcianas de Bradbury; descubrir a Roberto Arlt. Hay mucho también de lo que leí después. Pero estas obras fueron las que me iniciaron.
¿A que lecturas volvés?
Siempre vuelvo a la obra del maestro Laiseca.
Publicado en la revista Quid Nro. 21. Pág. 59.