viernes, 18 de septiembre de 2009

Jugar en casa

Por Juan Guinot

En casa nunca hubo restricciones para invitar a jugar a amigos. Mis padres no ponían reparos en cuanto a cantidad y calidad. Solo debíamos avisar y punto, sobre todo para que no falten las galletitas y la leche de la merienda. En esos encuentros con amigos empecé a forjar mis primeras armas de escritor. Las construcciones de los juegos fueron las matrices que hoy rigen mis creaciones de mundos.

Nunca abandoné la dinámica de los encuentros. Los amigos en casa pulsan vida y por eso celebro cada vez que, a pesar del paso del tiempo, las reuniones se repiten.

La invitación a Mercedes de dos colegas de ascendente carrera dentro del espacio de la literatura es reproducir aquello de invitar amigos a casa y las puertas para jugar las abre librerías Chelén. Estos amigos son el escritor Leonardo Oyola y la escritora Gabriela Cabezón Cámara.

Leo Oyola es un compañero de ruta, esos con los que te da ganas de compartir el viaje. Junto a Leo conocimos la “República” de Camilo Aldao en el rol de escuderos de Alberto Laiseca. Con él edificamos las primeras tertulias literarias en la casa de Parque Centenario que llamamos “Veladas Gallardas”. A Leo lo conocí en el taller literario de Laiseca con la Tercera Mención del Concurso Clarín Alfaguara 2004 bajo el brazo. Leo fue quien, tras pasar el primer día de clase en el taller de Laiseca me encaró y me dijo: “con este material tenés que escribir una novela y ponele de título La Guerra del Gallo”. Así es Leo, las cosas las dice y las escribe como si diera trompadas, no te da tiempo a nada, el solo te sorprende. Leonardo Oyola explotó como artista y el radio de expansión de su obra no tiene límites (Premio Mejor Novela Negra Gijón-España 2008, editado por Mondadori, Gárgola y Negro Absoluto en Argentina y por Editorial Salto de Página en España, participó en antologías de relatos y escribe para la revista Rolling Stone).

La otra amiga que vendrá por casa es Gabriela Cabezón Cámara. A ella la conocí en un cumpleaños de Oyola y me resultó ser una mujer llana, simple y segura de su talento. A Gabriela la había escuchado leer en el Ciclo de Lecturas de Carne Argentina algo de una historia de amor entre una tal Qüity (una periodista de la sección policial de un diario) y Cleopatra (una travesti que ha abandonado la prostitución a partir de su primera comunicación con la Virgen) y me quedé con ganas de saber más. No pasó mucho en tiempo hasta que me encontré con su primer libro “La Virgen Cabeza” en una mesa de la librería Eterna Cadencia, en el barrio de Palermo. Lo que Gabriela escribe se disfruta de punta a punta. Y cuando te acercas a ella, no repele, te incluye. Eso, amigos, no es poco entre tanta repartija de pluma para el divismo cultural. Puedo contarles que Gabriela es periodista del diario La Razón.

Con ellos estaré de paso por Mercedes, en Chelén, el sábado 19 de septiembre a las 11 horas. Leonardo Oyola y Gabriela Cabezón Cámara leerán algunas líneas de los libros “Hacé que la noche venga” (Mondadori) y “La Virgen Cabeza” (Eterna Cadencia). Espero verlos. Las puertas de Chelén están abiertas.
 
Publicado en el diario El Nuevo Cronista de Mercedes.