miércoles, 24 de octubre de 2012

En Crónicas del crimen


(Por Sol Amaya). Hoy les ofrezco un lujo: una pequeña entrevista con Leo Oyola, autor del libro que recomiendo en este post: Kryptonita.
Oyola nació y se crió en el oeste del Gran Buenos Aires. Es colaborador en la edición argentina de la revista Rolling Stone. Además de Kryptonita, también es autor de las novelas Santería y Sacrificio, Siete & Tigre harapiento -tercera mención del Premio Clarín 2004-, Hacé que la noche venga -revelación 2008 en la Revista Ñ-, Bolonqui, Gólgota y Chamamé -Premio Dashiell Hammett al mejor policial en la XXI Semana Negra de Gijón-.
En esta entrevista, Oyola nos cuenta algunos detalles de Kryptonita.

 Sol: ¿De dónde surge la idea de escribir Kryptonita?
Leo: De un concepto del mundo del cómic: el elseworld. Se parte de una premisa en el que un personaje conocido se lo traslada a otro escenario o tiempo modificando así su universo y también su historia. El elseworld por excelencia es Hijo rojo en el que la nave que trae a un superman bebé en lugar de caer en EE.UU. aterriza en la Unión Soviética. Mi novela plantea tácitamente que hubiera ocurrido si el último sobreviviente del planeta Kryptón se criara en La Matanza.
S: El personaje del nochero, tengo entendido, sale de algo que te contaron, algo que pasa realmente en algunos hospitales del conurbano. ¿Es así?
Lamentablemente, sí. Una práctica muy institucionalizada según mis fuentes.
 S: ¿Cómo fue el proceso para crear el personaje de Nafta Súper? ¿En qué te inspiraste? ¿qué hay del súperman original en el personaje?
L: Fue darle características sobresalientes de la biografía del personaje ya sea en hechos puntuales de la historieta o de alguna de sus películas; más cosas mías. Por ejemplo el apodo, Pinino, es como me dice mi familia.
S: ¿Hay algo autobiográfico en el relato de Kryptonita? ¿Anécdotas tuyas o de conocidos que hayas incorporado a la memoria de tus personajes?
L: A todos les presté algo de mi prontuario. No solamente a Nafta Súper. Las anécdotas de la cancha como las del Jesse James –el Yesi como lo pronuncian allá- las de carnavales incluso varias de las más sombrías porque para bien o para mal nos tocaron.
 S: ¿De dónde sale toda la jerga? ¿Son todas creaciones tuyas o hubo una búsqueda, una investigación, para hacer hablar a los personajes en esos códigos?
L: La jerga sabe ser bien localista. Es un poco como nosotros hablábamos cuando vivíamos por esas calles. Tampoco es a la hora de escribirla como si desgrabaras un audio de una entrevista. Es intentar darle toda la vida posible por más que esté haciendo ficción.
S: La banda de Nafta Súper, ¿podría en algún aspecto identificarse con alguna banda o algún personaje real?
L: Son mi versión de la Liga de la Justicia. Mis Súper-amigos: Superman, Batman, la Mujer Maravilla, Linterna Verde, la Chica Halcón y el Detective Marciano.
S: Cuando creás tus personajes ¿Hay algún escritor en particular en quién te inspires? ¿o alguna serie o película?
L: Están presentes –siempre- las enseñanzas de mi maestro en el oficio y en esta vida elegida, Alberto Laiseca.
S: Vos tenés un hijo que se llama Ramón, ¿no? ¿Tiene algo que ver con Monchi, el hijo de Nafta Súper?  En algún punto ¿quisiste dejarle un mensaje desde la literatura, desde el desarrollo de este libro, a tu hijo?
L: Si, Monchi está basado en MI Monchi. Creo que escribir “Kryptonita” fue la forma de pedirle perdón e intentar contarle porqué no pude ser un padre tradicional para él. Que lo amo. Y que lo extraño mucho cuando no estamos juntos.
S: Si tuvieras que seguir la historia ¿Qué sería de la vida de Monchi?
L: Se iría de su lugar de origen. Lejos. Bien lejos. Como lo hizo mi hijo.
S: Y por último, y esto no tiene que ver con el libro en sí. ¿Cuáles son los tres libros policiales de otros autores que le recomendarías a alguien que se interese en el género?
L: Bien old school, y por eso como lector de policiales mucho más que celebrado, “La aguja en el pajar” de Ernesto Mallo, “Sueños de perro” de Guillermo Orsi y “Monstruos perfectos” de Miguel Ángel Molfino.