Remake de un western clásico, la película del director de Johnny & June: pasión y locura es solo un alivio mentiroso para un género moribundo.
3:10 a Yuma *** (3/5)
Russel Crowe, Christian Bale, Ben Foster.
Dirigida por James Mangold.
“Esta es la buena, ¿no?”, le pregunta antes de dispararle en la oreja de la que no es sordo el policía corrupto de Robert Patrick al personaje de Sylvester Stallone. Un insoportable chillido es el único sonido que escuchamos y sufrimos junto a ese Stallone entrado en carnes que decide no dejar pasar una más a esa banda, agarrando una escopeta para hacer justicia por mano propia. El final de Tierra de Policías desemboca en un western hecho y derecho, de soundtrack marcado por el eco de ese primer disparo y los que se sumarán, el ya mencionado chillido y los latidos del corazón y la respiración entrecortada del protagonista. La firma de ese mismo realizador está en 3:10 a Yuma con ese tren esperando y el ruido del motor confundiéndose con el ritmo cardíaco de la agonía de un hombre.
Diez años más tarde, James Mangold por fin deja de coquetear con el género y se da el gusto de hacer una de pistoleros. Y se mete ni más ni menos que con un clásico del género: El tren de las tres y diez a Yuma; que más de medio siglo atrás protagonizara Glen Ford en el papel que ahora ocupa Russel Crowe. Basada en un cuento de Elmore Leonard, la historia de un hombre de campo devenido custodio de un feroz forajido es agiornada de manera truculenta en el comienzo de la versión del director de Identidad. La emboscada a la diligencia es planteada como el robo a un camión blindado. De hecho, el vehículo protegido por un veterano Peter Fonda está anocrónica y literalmente blindado. La toma del caballo que vuela por los aires junto a su jinete tras un disparo certero en un paquete de dinamita realizada en CGI hace temer por lo que vendrá conforme avance el metraje. Pero por suerte Mangold además de oficio tras la cámara demuestra amor por el género y termina haciendo el resto a lo old fashion.
“Esas parecen nubes de lluvia. ¿Aún necesitás los 200 dólares, Dan?”, le anticipa la tormenta de pólvora que se les viene el Ben Wade de Crowe a Christian Bale. Y llueven cartuchos en 3:10 a Yuma. Una película alejada del revisionismo propuesto por Clint Eastwood en Los imperdonables o en la reciente El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. El film de Mangold ni siquiera es un homenaje al western. En sincronía con su escena final es solo un placebo, un alivio de luto, para un género moribundo.
Crítica publicada en RS Nro. 118. Enero de 2008.