20 de junio. ¿Una fecha más? ¿Hace cuanto que no lo festejo? Hmmm... si no me equivoco la última vez habrá sido el domingo 12 de septiembre de 2010. Con Chernobyl, el Rusi y el Marce Guerrieri. Fuimos a ver Los indestructibles en el Monumental 2. Lavalle. Previa de panchos y vasos de plástico con espumante birra. Espectacular show de imitador de Maicol con su smooth criminal. Y una película que no defraudó a la consigna tácita: "esto es lo que hubiéramos hecho de habernos conocido... en el 87" La película de Stallone sabíamos que iba a ser cuadrada. No esperábamos que fuera tan zarpada en cuadrada. Y eso nos garpó más. Como estirarla en La Academia. Con no se cuantas Red Lagers. Que se yo. Los indestructibles termina con todos los vagos tomando cerveza, charlando de lo que venga y escuchando a la Creedence. Igual a cualquier reunión de amigos que recuerde. El tercer mandamiento como lo entiendo yo. Porque si eso no es santificar las fiestas, ¿entonces qué? ... Hoy por ahí se me va a complicar bastante confundirme en un abrazo con unos cuantos. Así que ojalá cuando vayamos de vuelta a Lavalle con Chernobyl, el Rusi y el Marce Guerrieri a ver esta película, la del trailer de acá arriba se sumen un par de vagos más y, why not?, una tanda de bandidas y que la mesa de madrugada sea más larga. Y que la sonrisa de oreja a oreja que uno esboce sea tan genuina y feliz como la que me sacan esa canción de Scorpions esa última trompada (I'm sorry, Clive) y el recuerdo y la vigencia de esos hermanos que uno escoge y a los que los llama amigos.
Así es como se siente, Guns'N Roses. Conocido. Familiar. Algo de todos. Algo tuyo. Algo nuevo. Es organizar una fiesta y que nadie se quede afuera. Pero principalmente: sos vos el que se tiene que divertir. Bailar. Cantar. Emborracharte de la alegría. Bancártela si pinta un pedo triste. No tenerle miedo al ridículo. Evocar. Aquello que nos hizo tan felices. Y lo que nos hizo mal. Hacerse cargo del prontuario que tenemos. De donde venimos. Mostrar quienes somos. Compartirlo. No ser mezquinos. Ponerle todas las ganas. Brillar y después explotar. Este cover de Atomic Tom es TODO eso. Leer y escribir.
Uno cumple años e inevitablemente hace balances. De todo tipo. Y en estos últimos años no dejo de pensar que siempre que me puse a escribir una novela o un cuento jamás pensé que me iba a dar ese texto. Siento el impulso. Y solo quiero contar. Contar algo. Ahí está mi necesidad y mi ansiedad. Hago lo mío. Pongo lo mío. Y soy tan feliz cada vez que tecleo el punto final. Escribir... También leer... Por suerte los libros siempre te dan más. Son tan generosos con uno como vos lo sos con la lectura y la escritura. Mis libros me han regalado mucho. Y de todo. Y en este nuevo año de vida, el viernes recibí un mail de un profesor de secundario de adultos al que no tengo el placer de conocer personalmente. Mucho menos a sus alumnos. Vi las fotos que me mandó. Videos y audios que también vi y escuché. Y cuando alcancé a leer escrito a mano en un pizarrón: ...de Leonardo Oyola... Qué se yo. Yo escribo policiales. Y por ahí no da andar largando los mocos en público... Pero estuve ahí. Tuve muchos, muchos, regalos este cumpleaños. Será por eso que uno de los más lindos que recibí lo quiero compartir con ustedes. Gracias. Muchísimas gracias. A todos.
Nací en 1973. Me crié en el oeste del Gran Buenos Aires. Escribo policiales y le guiño un ojo a lo fantástico. Colaboro en la edición argentina de la revista Rolling Stone. Mis cuentos han sido seleccionados en varias antologías y medios gráficos de nuestro país, México, Francia y España. Tengo publicadas las novelas SANTERIA y SACRIFICIO para la colección Negro Absoluto dirigida por Juan Sasturain, además de SIETE & EL TIGRE HARAPIENTO (tercera mención del Premio Clarín 2004), HACÉ QUE LA NOCHE VENGA (revelación 2008 en la Revista Ñ), BOLONQUI, GÓLGOTA (traducida al francés) y CHAMAMÉ (Premio Dashiell Hammett al mejor policial en la XXI Semana Negra de Gijón; también traducida al francés). KRYPTONITA, mi último libro a la fecha, fue elegido el mejor de 2011.