(Por Wonko). Imagínate que un día te enteras de que todo lo que sabias de Superman era falso. Imagínate que te enteras que Superman no cayó en una granja norteamericana, sino en un peladero de Isidro Casanova en el oeste de Buenos Aires y lidera una banda criminal bajo el apodo de Nafta-Súper.
.Mediante un lenguaje construido perfectamente con el vocabulario de “la villa” y el estilo clásico del cómic norteamericano, Oyola nos cuenta una historia intensa y genera una crítica social protagonizada por una Liga de la Justicia que resiste en el hospital Paroissien una emboscada policial que tiene como objetivo acabar con el héroe Nafta-Súper, quien entro en coma y debe aguantar vivo hasta el amanecer.
El narrador es el medico que estaba de turno, quien nos da un panorama, con total naturalidad, de la situación de los hospitales en el oeste de la provincia de Buenos Aires, él, recibe a Nafta-Súper herido y a toda su banda de Superamigos que lo escoltan y lo protegerán hasta el amanecer y mientras esperan, (con la policía rodeando el lugar y amenazando con entrar a detenerlos) en todo ese contexto, la banda le ira contando al doctor toda su historia.
En fin, sin palabras, esta historia en la que los criminales y los superhéroes son las mismas personas, esta historia que nos demuestra que todos somos humanos, que todos lloramos y nos equivocamos y a veces acertamos, esta historia se llama Kryptonita, y por sobre todas las cosas, es una historia de resistencia, la amistad como forma de resistencia ante una sociedad que busca eliminarlos y la resistencia, ante cualquier otra cosa, personal, ante lo que fuimos y no queremos ser.