"(...) Mucho más actual y comprometido es el desdibujado, ficticio y lúgubre Puerto Apache que pinta Leonardo Oyola. Este valor, no ya promisorio sino bien actual de la nueva generación de narradores, aprovecha esta entrega de un siempre considerado género menor, para plasmar un lenguaje coloquial pero poético, con algún parecido al que acostumbra Cucurto pero con musicalidad propia. No obstante, en la carrera contrarreloj de Fátima Sánchez, la Víbora Blanca, por anticiparse a su Némesis, la Marabunta, extracto de otra sugestiva villa miseria, y en la denuncia de una Buenos Aires que hace de sus rascacielos espejados el símbolo mentiroso de su progreso, Oyola se sirve de la estructura arquetípica de la novela negra. Policías en connivencia con ladrones y prostitutas cobijadas por el poder son ejemplo de lo primero. Sin embargo, Oyola logra en el mismo proceso narrativo salirse de las ataduras del género estrictamente policial y crear, merced del terror, el suspenso y su talento creativo una obra mucho más duradera (...)"
La nota completa de Guido Carelli Lynch publicada en Ñ, acá.